Primero fue el agua sanadora, después los rayos de sol del amanecer. El jardín resplandeciente, como no podía ser de otra manera. Estamos en otoño y, si el tiempo ayuda, las estaciones se funden regalando flores de alstroemeria, pelargonim grandiflorum, polygala, geranio, vinca, datura o verdolaga, entre otras. Las gotas de lluvia se posan delicadamente en todas las plantas y en sus flores. Los cebollinos, perejil, salvia se animan; la cineraria marítima, el agave, la beaucarnea y el pittosporum juegan con el agua, que robarán en un descuido. No se puede pedir más en una mañana de domingo otoñal. La naturaleza es sabia, por eso, la vista se recrea al contemplarla.
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